Expertos urgen cese a la matanza ilegal de vida silvestre

Los conservacionistas de los zoológicos, acuarios y los que trabajan en el campo llaman a acciones en todo el mundo para que cese la matanza ilegal de la vida silvestre.


Yolanda Matamoros H.
Zoóloga y experta en manejo de vida silvestre para la conservación.
Catedrática pensionada, UNA.

A principios de este mes de julio, en la Reunión de Zoológicos y Acuarios Commiting to Conservation (ZACC), realizada en el Blank Park Zoo en Des Moines, Iowa, Estados Unidos, se produjo un comunicado de prensa (divulgado por Rebecca J. Rose, Gerente de Conservación en el campo de Zoológico y Acuario de Culumbos, Ohio) que recoge el clamor de más de 200 conservacionistas (trabajadores de zoológicos, científicos y expertos en vida silvestre), quienes representaban más de 40 zoológicos y programas de vida silvestre en 36 países que asistieron al evento, urgiendo acciones mundiales para parar la matanza ilegal de la vida silvestre. Para ello, solicitan a los gobiernos de todo el mundo que inmediatamente aumenten los recursos que se necesitan urgentemente para combatir el alarmante aumento en el tráfico ilegal de vida silvestre, llevado a cabo por muy bien organizados y armados criminales que están drenando la vida silvestre de los ecosistemas mundiales y amenazando las poblaciones humanas.

Los delegados a esta reunión urgieron a los gobiernos y a los grupos internacionales a establecer campañas para parar la matanza ilegal de vida silvestre, incluyendo el reforzamiento de las leyes con penalidades para los crímenes contra la vida silvestre, más cooperación entre los gobiernos para combatir las actividades transfronterizas, y campañas para informar a los consumidores sobre el tráfico ilegal de la vida silvestre.

Los delegados hicieron notar que el tráfico de vida silvestre está devastando importantes especies en varios continentes, incluyendo especies icónicas como los grandes felinos, los grandes monos, los tiburones y las rayas, innumerables aves, tortugas y otros reptiles, y animales menos conocidos. Este tráfico está llenando las necesidades de la medicina tradicional, mascotas, carne y otros productos como el marfil. En partes del mundo, la cacería ilegal y la sobreexplotación ha creado *bosques vacíos*, fenómeno en el que aún especies pequeñas como murciélagos, aves y roedores han sido barridos.

El tráfico ilegal no es una actividad de subsistencia, más bien es una industria basada en el crimen organizado que produce muchísimos billones de dólares anualmente. Además de disminuir las poblaciones de fauna silvestre y de robar a las generaciones actuales y futuras su irreemplazable herencia natural, el tráfico ilegal se encuentra asociado a otras actividades criminales como el tráfico de drogas, la proliferación de armas y el tráfico de seres humanos. Es más, utiliza las mismas vías que para estas actividades.

En muchas partes del mundo, el tráfico ilegal de vida silvestre está generando fondos para financiar el terrorismo.

El número de animales vendidos en los mercados es mayor que su capacidad de reproducción.

Esta noticia no es nueva para nuestro país. El tráfico ilegal se refleja en el número exorbitante de centros de cautiverio (más de 260) que el director del Sistema Nacional de Áreas de Conservación Rafael Gutiérrez, nos informó que existen en el país, la mayoría de los animales que ahí se encuentran son producto del mismo, pues son producto del decomisos hechos por las autoridades al carecer las personas que los tenían de los respectivos permisos. El problema es el reconocimiento que hace el funcionario de que el sistema no tiene ningún control de los animales que ahí se encuentran, ni de las condiciones en que los tienen, básicamente por la carencia de fondos que tiene el SINAC.

También se refleja en el artículo publicado en el periódico La Nación el día sábado 20 de julio por la periodista Michelle Soto, titulada “Crueldad Humana castiga a animales silvestres con vivir en encierros”, donde en estos centros, además de los casos de atención de animales que han salido de su hábitat y han entrado en contacto con la actividad humana, saliendo heridos, reciben animales que eran mascotas.

Lo alarmante es el número: 28 centros de rescate que reciben 6,000 animales por año, solamente Zooave 4,000.

¿Me pregunto, donde se encuentran esos animales en la actualidad? Seis mil animales son muchos, muchísimos, y no hay recintos suficientes en esos centros para contenerlos. ¿Nos podría indicar el SINAC que se hacen estos animales?

Los centros de cautiverio en el país son el producto de este gran tráfico ilegal. Los animales llegan a ellos, heridos, enfermos, bebés, y después no se pueden liberar.

Este problema es tan grande que muchas instituciones deberían pensar en analizarlo: la prensa con la participación de expertos, la Defensoría de los Habitantes, la Contraloría General de la República, CONAGEBIO, la Corte Suprema de Justicia, el OIJ, la ONGs, el MINAE.

De lo que debemos estar seguros es de que los centro de cautiverio son una consecuencia de este problema, no su causa.

 

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